miércoles, 27 de mayo de 2009

Fragmentos del libro: MEMORIAS IMPURAS - LOS PADRES, de la escritora Liliana Bodoc


“Aprendí que las revoluciones son como los barcos.

No pueden andar en ellas quienes rechacen el movimiento desde un sitio tan primordial como el estómago. Tampoco quienes le teman a la incertidumbre que existe entre dos puertos. Tienen una honda melancolía de la que nunca pueden despegarse. A veces, naufragan. Y siempre, no importa cuán fuertes o útiles hayan sido, acaban herrumbradas e incapaces de seguir andando...” Pág. 177


“Hombres valientes, me dijo la dulce hija del tabernero, Buenos y valientes, dijo, Y acarició mi rostro.

La mano de mi abuelo estaba en la suya.

Quizás hubiese debido decirle que yo no era esa clase de roca. Pero no pude hacerlo porque, para enamorarla, debía hacerle creer que para mí, igual que para ella y mi abuelo, igual que para Zope Zopahua y Zuca Huayna, era indispensable distinguir entre lo justo y lo injusto, entre el amor y la atrocidad, como si fuesen algo más que transitorias convenciones que mutan en el tiempo y en el espacio. Categorías limitadas que suelen servir como coartada para la consolidación, el auge y la supervivencia de las civilizaciones.” Pág. 232

No hay comentarios:

Publicar un comentario